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Publicado el 13 mayo, 2021

Sion Capçana: «La poesía es leer entre líneas e ir más allá»

Por Víctor Manuel Conejo Manso

Y se puso a escribir poemas. Al principio, como muchos, como casi todos, con un único lector y destinatario: él mismo. Lo hacía en castellano, y probablemente después de una conversación reflexiva -o más bien severa- con su único lector y destinatario -severa pero con ligero toque funk-, pasó a escribir en catalán. Como sospechaba, el idioma era esencial para sentirse esencial, para cimentar los pilares de su escritura y sentir que ya podía poetizar sobre las cosas esenciales. Es decir: las cotidianas.

Y entonces se puso funk. Es decir, empezó a zurrar. Es decir, comenzó a levantar la realidad para ver qué había debajo. Se había licenciado en Filosofía, había ejercido de profesor, de divulgador cultural en FundacióBit (Fundació Balear d’Innovació i Tecnologia) con el proyecto #LlibresTIC, también de columnista en prensa local, había puesto como frase de perfil en su Instagram «Filosofia, Spoken word i decadència» y «Fanboy del realisme brut i el (neo)costumisme mallorquí. Spoken word believer. Barroer» en su Twitter. Pero a todo eso… cómo decirlo… le faltaba funk. Y lo encontró en los slams de poesía. Se hizo asiduo de la sede oficiosa de estas ceremonias de genio e ingenio, el muy, muy añorado Café A Tres Bandas, de la injusticia democrática del voto del público y también de la poesía real, popular, de lo cotidiano. Por eso cuando empezó a subir vídeos con sus poemas a las redes lo petó con «Mallorcan Way of Life» o el que dedicó al nonato Dijous Bo de 2020, que rebautizó «Dijous Dolent» e incluía la consigna con más funk de los tiempos recientes: «Sigui amb devantal o amb mascareta / seguirem donant guerra».

Y si alguien se pregunta quién es Sion Moyà, habría que decir que es un binissalemer del 92, y también añadir que Sion Moyà es Sion Capçana, el seu malnom des poble que ha adoptado como nombre artístico. Pero la mejor y más completa respuesta sería decir que es un hombre con funk.

Por empezar por algo ligero, cito a W.H. Auden: «La poesía no hace que suceda nada».

Bastante de acuerdo. La poesía narra lo que te pasa en la vida, y si no vives no tienes nada que contar. Quedarían recursos como la poesía hiperrecargada, llamémosla «de escritorio», la del lenguaje por el lenguaje, que no me gusta especialmente.

Eres filósofo y poeta: observador al cuadrado. ¿Tienes una opinión de todo?

Ni mucho menos. Es peligroso. Me gusta mucho observar e interpretar la realidad porque debajo de la normalidad veo muchas capas construidas a lo largo de la historia. Busco reconstruirlas y señalar lo que me llama la atención. Aunque últimamente ando saturado, sobre todo con Twitter. Parece que tienes que opinar de todo, lo cual es imposible. Además, la mayoría de opiniones no tienen ningún valor ya que solo repiten la opinión de alguien, esta sí formada, como si fuera una postura propia.

La mejor definición que he oído de un slam de poesía: «Es una competición de ingenio que descubre genios».

Me gusta. Prima mucho el ingenio, la sátira, el humor y una capacidad muy llamativa de hacer poesía sobre lo cotidiano. En vez de grandilocuencia, luna, estrellas, amor, tal vez sea mejor escribir que has ido al baño y no has encontrado papel. Es mucho más difícil pero puede dar mucho mejor resultado.

Aunque hay segunda vertiente implícita: no tiene por qué ganar la literatura, sino quien conecta y aprovecha mejor la idiosincrasia del directo.

Es parte esencial del slam: prima mucho la interpretación. También es muy valioso que no haya un jurado experto sino que lo sea el público. Por tanto, como todo sistema social, es injusto pero democrático. No gana el mejor pero siempre gana quien más gusta.

¿Se puede ganar un slam sin recurrir al humor?

Por supuesto. El humor se ha impuesto sobre todo a partir de Dani Orviz [campeón de Poetry Slam España y Europa en 2012, del mundo en 2013, de nuevo de España y Europa en 2019 y del mundo en 2020]. Pero es un estilo entre muchos. Es el que más me gusta, pero como no hay muchas normas puedes ver mil estilos diversos. Incluso casi monólogos teatrales.

¿Nunca habrá suficiente decadencia como para que la reclames en tu frase de perfil en Instagram?

Soy un turista de la decadencia. No lo paso tan mal como parece en mis poemas. Me inspira su aroma de aristocracia evanescente. Es la identidad de nuestra generación: con más o menos penurias hemos tenido de todo, hemos vivido bien, pero estamos viendo que viviremos peor que nuestros padres. Vamos hacia abajo, hacia la decadencia. Y me inspira mucho más decadencia, la herida, que la alegría.

¿A quién le interesa más la cultura mallorquina: al filósofo, al poeta o al decadente?

[piensa unos instantes] En un primer momento al poeta. Como juego pero también porque empecé a escribir en catalán, y evidentemente busqué referentes en nuestra cultura. Pero al incorporar esa cultura apareció el filósofo intentando comprender ese concepto de «neocostumbrismo mallorquín» que utilizo bastante, que obviamente no he inventado yo. Esa mezcla entre modernidad-tecnología y tradiciones mallorquinas ancestrales centenarias, una hibridación fantástica que permite explicar cualquier problema usando referentes de aquí y, al mismo tiempo, da información sobre cómo millennials como yo o más jóvenes vemos el mundo. La visión de quien ha nacido en este contexto tradicional, mallorquín, cerrado, pero con acceso a internet y por tanto con las puertas abiertas al mundo.

Una escritora y poeta catalana me comentó que escribir en nuestro idioma lleva implícito dos factores que pueden volverse contra la propia versatilidad de quien escribe: la escasez de jerga y de lenguaje sexual explícito, en el sentido de cotidiano.

Totalmente en desacuerdo. Precisamente el catalán de Mallorca es extremadamente metafórico, incluso hiperpoético, puede que más que el castellano. Muchas veces no se puede traducir directa y exactamente lo que dice gente ben mallorquina i d’arrel: vés viu, d’es teu pa faràs sopes, etc. Todo eso me animó a escribir en nuestra lengua. Y también hay jerga, pero bastante diferente de la castellana.

Muy de acuerdo. Los mallorquines somos tan poéticos que a veces no se nos entiende.

Xerram a mitges [i en riu!].

¿Una pandemia inspira?

No sé si inspira pero te empuja a hacer cosas. Empecé a subir vídeos a Instagram al cerrar locales donde recitaba en directo, como el Café A Tres Bandas, y al parar el circuito de poetry slam. Seguía escribiendo y por supuesto no quería guardármelo para mí. Las redes sociales lo posibilitaron. Y todo se retroalimentaba: subía vídeos, gustaban y me pedían más, me encargaban otros… La pandemia no me ha inspirado pero me ha ayudado mucho a escribir y sobre todo a darme a conocer.

Históricamente se han cometido con la poesía muchos simplismos, sobre todo reduciéndola a dos únicos cajones estilísticos: mística o no, cultista grecolatina o no, de la experiencia o no. ¿Qué simplismos se están cometiendo hoy?

Diría que sigue igual. No utilizaría exactamente esos términos, pero habría una poesía más cotidiana y otra más grandilocuente, más de jugar con el lenguaje frente al mensaje, o el objeto de creación de la poesía. En general, sacarla del mero academicismo y acercarla a la gente ha beneficiado a la poesía, lo que sería la «poesía de la experiencia», de lo cotidiano. Probablemente animado por la potencia del rap en los últimos diez o quince años, evidentemente entre la gente más joven. Se ha conseguido que gente nueva se acerque a un slam y descubra no solo nuevas formas de escribir, sino también de recitarla e interpretarla.

Más simplismos o no: «Mi alma es la ventana donde muero / Mi alma es una danza maniatada» de Cirlot, es poesía. «El amor sigue siendo un neologismo» de Neorrabioso, es un aforismo.

Ya… la definición de poesía… Qué es y qué no es poesía [poniendo tono solemne]. Para mí es todo aquello que te transmita. Y precisamente la ausencia de reglas es lo que la define. Da igual si escribes sonetos o no empleas ninguna métrica. No es cuestión de hacer versos alejandrinos o no hacerlos. Véase por ejemplo la prosa poética. La poesía es una actitud, es leer entre líneas e ir más allá. No quiero ser dogmático. Para mí es algo mucho más abierto. Tanto como para decir que es un debate que no me parece importante.

Un mantra del periodismo: los mejores profesionales, y sobre todo los mejores entrevistadores, son los que leen poesía porque da claridad de exposición y concisión en la redacción.

No lo había oído nunca pero suena bastante cierto. La poesía aporta a cualquier tipo de literatura. Por ejemplo, el último Premi Llibres Anagrama, Pol Guasch, se nota que antes que nada es poeta. En la manera de escribir, y en cómo cuida las palabras y las imágenes que crea con ellas. Parece que hay un «boom poético» en muchos sectores, no exactamente de poesía tradicional sino de su influencia genérica, y que se está dando en casi todas las vertientes artísticas y culturales.

Pregunta típica para los que dedican la mayor parte de su tiempo a leer y escribir: ¿Cuál es el último libro que has robado?

[ríe] ¿Robado? La verdad es que últimamente compro bastante.

Lo he contrastado: todo aquel que lee y escribe mucho acaba robando algún libro. Puede ser en casa de alguien, no hace falta que sea en El Corte Inglés.
[N. del A.: aprovecharemos el savoir faire y el savoir être de este bendito nuevo medio para saltarnos toreramente la perenne e irracional costumbre de los medios generalistas de evitar mencionar bajo ningún concepto no prístinamente positivo a EL CORTE INGLÉS]

Bueno… este que tengo aquí… No lo robé, pero casi. Fui a tomar unas cañas con un amigo también filósofo y lo tenía sobre la mesa. Me llamó la atención, se lo comenté, y no pareció tener intención de dejármelo. Así que me lo autodejé a mí mismo. Es el poemario 42 flores del mal de Baudelaire.

¿Una o un gran poeta que nadie está leyendo hoy?

No sé si se lee poco pero últimamente me fascina mucho Ángela Segovia [Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández en 2017]. Una chica de treintaypocos de un pueblo de Ávila que se centra bastante en esa cotidianidad o sonoridad de los poemas que comentaba. Cuenta en vídeos cómo va a bares de pueblo a escuchar conversaciones para inspirarse. Una poesía muy del ahora y del aquí. Otra que me interesa mucho es Juana Dolores Romero. Me gustó Bijuteria [56º Premi Amadeu Oller en 2020], aunque ahora mismo el personaje parece desdibujarse por todas las polémicas a su alrededor. También me interesó porque es de mi generación.

¿Tienes poemas feministas?

Supongo que sí. Por ejemplo, «Testosterona». Cuando abordo el feminismo desde luego no es queriendo ser una voz. No es un papel que a los hombres nos toque. Intento reflejar cómo nos tendríamos que construir tras ese aprendizaje del patriarcado y sus privilegios, y cosas tipo «no llores nunca», «tienes que competir siempre», «tienes que ser el mejor», etc. Toda esa visión testosterónica de la vida asociada al patriarcado y que el feminismo, afortunadamente, está destruyendo y deconstruyendo. Pero desde luego decir qué es el feminismo o lo que tiene que ser una mujer no es un tema que me pertoque.

¿Tienes poemas heteropatriarcales?

Tengo poemas de mis inicios en los que doy mucha importancia a todo eso del sexo sin miramientos, la vida de dandi o del artista, el vivir, el desenfreno, etc. Se podría tachar de patriarcal, pero no lo creo. Es un proceso: soy muy consciente de que cosas escritas hace cinco años que veía normalísimas, con perspectiva de hoy me parecen extremadamente machistas. Puede que dentro de otros cinco lea algo escrito hoy y también me parezca heteropatriarcal. Espero que no. Intento huir de ello reflexionando mucho.

¿Eres un poeta clásico o moderno? Es decir, ¿escribes en papel u ordenador, o principalmente vía WhatsApp?

No he escrito ni una sola palabra con bolígrafo. Todo en notas del iPhone. Por tanto, soy más poeta de WhatsApp. Aunque dicho con cariño, no me considero poeta pues no soy autor de poemario. No tengo libro publicado, y tampoco creo que mi poesía merezca ser publicada. Me identifico con el juglar medieval que recita por ahí o con Sócrates, a quien no se le conoce obra escrita. Con los que dan más importancia y fuerza al momento concreto de recitar, no a que leas esos textos en tu casa. A veces me siento incómodo cuando me llaman poeta. Con los de verdad, los que tienen obra publicada, tengo conexiones, pero tenemos elementos muy diferentes. No creo que esté haciendo una poesía de su altura, como tampoco creo ellos tengan intención de hacer una poesía que sea más recitada que leída.

Es coherente. Filósofo es quien tiene obra publicada sobre Filosofía. No basta con tener la carrera.

Exactamente. De ahí todas mis precauciones al respecto.

Pues un inciso: cuando vi tu vídeo sobre el Dijous Bo pensé: «Eso es un poeta y es más poeta que nadie». Conectado de manera veraz con lo popular y capaz de adaptar su escritura a lo que haga falta.

[ríe] ¡Gracias! Todo sale del respeto a la Literatura, como su amante empedernido que soy. Y que algo mío quede por escrito… ¡uf! Los vídeos también quedan, pero no es lo mismo. A la palabra escrita y publicada hay que tenerle la máxima consideración. Hoy hasta los youtubers publican libros. Si no tengo nada que decir prefiero no publicar nada.

Dice la periodista y activista feminista Irantzu Varela que el periodismo feminista amplía la perspectiva, y por tanto es mejor. ¿La filosofía será mejor si es feminista?

La Filosofía, tal y como se enseña y funciona la Academia, es extremadamente patriarcal y antifeminista. Pero al mismo tiempo, en Filosofía Política, Antropología e incluso Estética, el feminismo es una de las voces más lúcidas para explicarlo todo. Nos ha ayudado a entender las desigualdades y privilegios en toda su complejidad. El movimiento es amplísimo: el feminismo interseccional, por ejemplo, explica la importancia de la clase y la raza. A todo este asunto le falta aún mucho recorrido, a pesar de ser una de las ramas del conocimiento que está haciendo un mejor trabajo. Precisamente por ello es de las que más polémicas despierta. Cuando haces bien las cosas es cuando surgen las contradicciones que hay que resolver.

El premio Nobel de Literatura Bob Dylan afirmó que no es lo mismo un poema que una letra de una canción. Para Leonard Cohen no había diferencia entre poema y letra de canción. Invoco a Sion Capçana para que desenrede el entuerto. O si prefieres otro planteamiento: ¿a quién gustarían más los textos de Maisurt: a Dylan o a Cohen?

Diría que son más Dylan. Aunque en este proyecto músico-poético lo primero que tuvimos claro es que íbamos a huir de la imagen típica de poeta con pianista o violinista al lado. El leitmotiv es «Poesía para bailar». Tenemos sintes, tenemos teclados y tenemos guitarras eléctricas funky porque es el estilo por donde queremos ir. También, muchas veces, al querer utilizar poemas para las letras he tenido que adaptarlos. La música es más matemática que la poesía. Tienes que adaptarte a los compases. Muchas veces alargo o acorto frases y lo voy encajando todo al momento, al entonarlo. En música todo tiene que estar más pactado, más cuadrado. Mi actitud es totalmente diferente si escribo una letra o un poema. No es lo mismo una canción que un poema, pero las canciones sí pueden ser poesía.

Mon Joan Tiquat me contaba en una entrevista que al principio se medio enfadaba consigo mismo cuando al escribir la música para una letra se veía obligado a cambiar alguna palabra o frase al no encajar en el tempo. «¡No es esto lo que quería decir!», se lamentaba. Pero que actualmente se confiesa encantado con que la música le sirva de pura guía, que le diga por dónde tiene que ir.

¡Exacto! Existe ese diálogo entre música y letra. Es sensacional. Y muchas veces mejora el poema porque, al ser más directo, el texto coge más concreción y por tanto potencia.

«Maisurt será poesía para bailar». ¿Baile asonante, consonante o libre?

Que cada cual baile como considere. El objetivo es doble: acercar la poesía a  público no familiarizado con ella, pero también llevar una música, digamos bastante moderna y muy de nuestra generación, a quien lee poesía pero no suele escucharla, sino más bien a Bach o Mozart.

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Publicado por:

Víctor Manuel Conejo Manso - Mallorca Music Magazine

Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.

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